domingo, mayo 04, 2008

El tema

... es que me repiten tanto como vocativo: nena, nena, nena, niña, nena, niña, niña, nena, nena nena nena nena, nenanenanenanenanena

que no me dejo separar del vocativo. y es eso, dejar que todos me pinten como nena, me vean como nena, me fotografíen como nena, me hablen como nena, me escriban como nena, me entiendan como nena, me nenan (todos siempre)

me están nenando en todos lados-nena, en todos los tiempos-nena, en todos los colores-nena... así hasta el hartazgo-nena

y no me molesta, no me termina de molestar que me estén nenando todo el tiempo, me molesta cuando la nenidad toca la frontera de la comprensión, cuando ya te separa y te abstranena, cuando tu entidad-nena, es la identidad-nena...
cuando tu futura ponencia en un congreso es vista como una ponencia-nena.

¡como si las ponencias-nenas no fueran ponencias! (punto)