Una canción decía que los Romanos habían encontrado la salida para el aburrimiento y la tristeza. Y que consistía en combatir el esplín inviadiendo otras naciones.
La belleza de la expansión (o expensión) de Roma es una obra maravillosa. Hablamos un dialecto del latín (el más tosco de todos, pero no por eso menos grato), nuestras leyes son romanas, nuestros mayores lo fueron.
Roma todavía cumnple la misión que el César (el primer peronista de la Historia) le entrevió. Sigue siendo una luz en la noche de la ignoracia. Alarico y Atila, todavía sueñan con el triunfo de la barbarie en Telefé y el Clarín.
A mi me gusta la aventura de Anibal contra los romanos, que atravesó, cual San Martín de la edad antigua, ya no Los Andes en un caballo blanco, sino Los Alpes montado en un elefante rosau, y andaba de ojo reboliau...
Macaró: Pensar que la diferencia entre Los Andes y Los Alpes, además de la locación y etcs varios, son solamente dos letras... Y pensar que cada vez que me dicen, pensá en un elefante, a mí se me ocurre uno "rosau"...
6 tejieron:
¿Está usted pensando iniciar alguna expedición?
oigame hebetra múltiples nombres!!
yo no expediciono si no es con Robinson... y ése está lejos...
expedicionar sin moverse... tal vez, tal-co
cuack!
Una canción decía que los Romanos habían encontrado la salida para el aburrimiento y la tristeza. Y que consistía en combatir el esplín inviadiendo otras naciones.
La belleza de la expansión (o expensión) de Roma es una obra maravillosa. Hablamos un dialecto del latín (el más tosco de todos, pero no por eso menos grato), nuestras leyes son romanas, nuestros mayores lo fueron.
Roma todavía cumnple la misión que el César (el primer peronista de la Historia) le entrevió. Sigue siendo una luz en la noche de la ignoracia. Alarico y Atila, todavía sueñan con el triunfo de la barbarie en Telefé y el Clarín.
Yaya:
el tercer párrafo se lleva mis aplausos... el segundo tiene encantos borgeanos, y el primero, tiene el juego, el ocio, el desaburrirse...
gracias po su pasada
Besos
A mi me gusta la aventura de Anibal contra los romanos, que atravesó, cual San Martín de la edad antigua, ya no Los Andes en un caballo blanco, sino Los Alpes montado en un elefante rosau, y andaba de ojo reboliau...
Macaró:
Pensar que la diferencia entre Los Andes y Los Alpes, además de la locación y etcs varios, son solamente dos letras... Y pensar que cada vez que me dicen, pensá en un elefante, a mí se me ocurre uno "rosau"...
Has vuelto... se te extrañaba!
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