jueves, mayo 13, 2010

Mi pequeño Frankestein

Te veo en los ojos de los otros, cierro los ojos y te veo igual, es la imagen fija... duermo y te veo en la sombre que dibuja la almohada o mis palabras. Me empaché de verte pero no terminás de asquearme, tengo nudos que te cortan los pasos pero siempre encontrás cómo porque te guío. Sos involuntario, sí. Sos mudo, también... porque dejé de inventar al incorpóreo Juan y empecé con vos, desconocido, te robo la imagen y como si fueras una cajita la relleno de cosas, mis cosas, mis anhelos, mis deseos, mis palabras y mis porquerías. Y me doy cuenta del invento y me angustio, mi pequeño Frankestein... porque llenando tus espacios te obturo el movimiento, y te cerceno insaciable.
No vamos a ningún lado, no iremos a ningún lado, porque esto no tiene ni pies ni cabeza. Formamos un ente involuntario, inmóvil, inerte, sin proyección alguna. No es fue, ni es será. es este momento segmentado, el único en el que sos voluntad tuya y pasas a la barra y me das un empujoncito medio inocente, medio dañino, como diciendo "sí, tengo cuerpo y existo en este mundo" Y nos miramos de reojo... y pasa de nuevo y otra vez y ya se nos corta el hilo del círculo vicioso.
¡Basta! porque con vos me enojo hasta con las vísceras y me pongo destructiva, dramática, fatalista; y me encantás como los magos a los niños o las palomas, y soy naif, inocente, adolescente, pero siempre soy débil, no soy indiferente o impasible. De una u otra manera la sangre fluctúa, porque no sos vos, es tu imagen henchida de mis porquerías.
Mil perdones, pendejo, por radiarte el cuerpo con esta onda expansiva sin centro. Por rellenarte la cabeza de mis palabras en silencio... porque no se ve, pero es... y nos hacemos mal, desde esta invisibilidad peligrosa para ambos, desde esta nebulosa indefinida en la que me muevo, desde esta pared poco trasparente, concreta, maciza y sonriente...


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(es de vaaaario meses atrás)

4 tejieron:

Judith dijo...

Y me quedé por ahí clavada en algunas palabras que aún se perciben crepitantes , dolorosas, con filo..."desde esta invisibilidad peligrosa" . Hay tanta identidad en estos trazos!!!! como si una extracorporea cadena de decires se hubiese escapado de una cápsula para fluir , fluir y liberar envases .

Corina Margarita dijo...

es eso... la catarsis muda

y que fluya, se extienda, se disperse, por lo menos ya se siente menos esta angustia de inventar y rellenar y colapsar las individualidades ajenas.

Besos, Jud!

María Evangelina Trabucco dijo...

Y al final es que no importa cuánto se conozca a alguien, siempre quedan zonas de invención o de silencio... Tampoco para sentirse mal, seremos el pequeño frankestein de cuántas gentes!

Corina Margarita dijo...

Es que en esta me toca la mala, en esta soy la Dra. Frankestein :(
y el pequeño es el monstruo que invento, rejunto, relleno... y niego, por supuesto... porque uno inventa y cuando se da cuentas: ay!