miércoles, febrero 09, 2011

Alquimia

Nunca es fácil hablar sin sentirse ajena... como si las palabras le salieran a otro, como si fuera un hechizo... eso, la trasmutación del pensamiento en algo más tangible pero aéreo
Menos, hablar en/con/por otra lengua, más ajena... la lengua de otro en la boca... esa extrañeza menos mágica pero igualmente grotesca
Paladear otros sentires, otros gustos, otros colores... Es más, hasta parece que cambiamos los ojos y vemos el mundo diferente, lo sentimos (de hecho) diferente... La voz es definitivamente de una otra que es la misma pero no deja de ser un reflejo, más o menos fiel al original...
Hasta diría que las muecas son distintas, que la caja sonora se nos acomoda como una contorsionista y hay incomodidad y el rostro es más joven, más viejo, más moderno o antiguo...
La risa es la misma, nunca pude reír en otra lengua... nunca quise, tampoco...

A veces siento que estos hechizos diarios algún día van a desaparecer para dejar que esta transformación se perpetúe en una sola, como antes... que la magia alquímica esté encerrada en el pecho pero que no salga, o mejor, que salga despacito cada vez que me nazca una palabra de los labios, de los dientes, de la lengua... del estómago

2 tejieron:

María Evangelina Trabucco dijo...

hoy no se me ocurre nada que decirte... la extrañeza de pensamiento, como si se hubiera mudado a otros lares o estuviera de licencia.

Corina Margarita dijo...

menee la alquimia, menéala!

jaja